Trayectorias escolares en educación terciaria: un análisis de sus factores

César Sánchez-Olavarría*
Alejandra-Cedallín Martínez-Sánchez**

      Recepción: 19/04/22.
      Aprobación: 7/02/23.
     Publicación: 1/10/23.

Resumen

El estudio de los factores que influyen en la construcción de las trayectorias escolares de los estudiantes es una fuente valiosa de información para la toma de decisiones en educación. Se condujo un estudio cuantitativo descriptivo-transversal, en el que se trabajó con 102 estudiantes universitarios de octavo semestre. El propósito del artículo es analizar la trayectoria escolar de los estudiantes del Complejo Regional Mixteca a partir de su licenciatura de ingreso, el promedio obtenido y el desarrollo de competencias genéricas. La combinación de estos factores permitió identificar ocho tipos de trayectoria escolar: ideal-alta-avanzada, ideal-alta-básica, ideal-regular-avanzada, ideal-regular-básica; real-alta-avanzada; real-alta-básica, real-regular-avanzada y real-regular-básica. Se concluye que la orientación profesiográfica en los niveles educativos precedentes sería determinante en la construcción de trayectorias exitosas en educación superior.

Palabras clave: trayectoria escolar, educación superior, estudiantes universitarios, México.


Trajetórias escolares no ensino superior: uma análise de seus fatores

Resumo

O estudo dos fatores que influenciam a construção das trajetórias escolares dos alunos é uma fonte valiosa de informações para a tomada de decisão em educação. Trata-se de um estudo quantitativo, descritivo-transversal, no qual se trabalhou com 102 estudantes universitários do oitavo semestre. O objetivo do artigo é analisar a trajetória escolar dos alunos do Complejo Regional Mixteca desde o ingresso, a média obtida e o desenvolvimento de habilidades genéricas. A combinação desses fatores permitiu identificar oito tipos de trajetória escolar: ideal-alta-avançada, ideal-alta-básica, ideal-regular-avançada, ideal-regular-básica; real-alta-avançada; real-alta-Básica, real-regular-avançada e real-regular-básica. Conclui-se que a orientação profissional nos níveis de formação anteriores seria decisiva na construção de trajetórias de sucesso no ensino superior.

Palavras chave: trajetória escolar, ensino superior, estudantes universitários, México.


Schooling Trajectories in Tertiary Education: An Analysis of its Factors

Abstract

The study of the factors that influence the construction of students' school trajectories is a valuable source of information for decision making in education. A quantitative descriptive-cross-sectional study was carried out with 102 eighth-semester university students. The purpose of the article is to analyze the scholastic trajectory of the students of the Mixteca Regional Complex based on their undergraduate degree, the grades they obtained, and the development of generic competencies. The combination of these factors made it possible to identify eight types of school trajectory: ideal-high-advanced, ideal-high-basic, ideal-regular-advanced, ideal-regular-basic; real-high-advanced; real-high-basic, real-regular-advanced and real-regular-basic. The authors concluded that the professional orientation in the previous educational levels would be a determining factor in the construction of successful trajectories in higher education.

Keywords: school trajectory, higher education, university students, Mexico.


Introducción

El creciente aumento de matrícula en la educación superior pública en México se refleja en una diversidad de dificultades como los problemas de aprendizaje, las materias con alto índice de reprobación, la deserción, el rezago, e incluso, la identificación y seguimiento de los alumnos sobresalientes; estos conflictos ya se encontraban presentes, pero con la pandemia se han agudizado. De ahí la importancia de que las instituciones de educación superior (IES) cuenten con un sistema para la detección de problemáticas relacionadas con el rendimiento escolar de los estudiantes. La identificación temprana de los factores académicos, socioeconómicos, familiares, contextuales o personales que influyen en la construcción de sus recorridos académicos, busca reducir algunos de los conflictos que se presentan en la educación superior como el fracaso escolar, el rezago y los alumnos en riesgo. Este tipo de situaciones se reflejan en el abandono y la deserción, por lo que un estudio de trayectorias escolares contribuye en la recolección de valiosa información en las IES con la finalidad de establecer acciones que permitan atender las problemáticas identificadas y, en consecuencia, mantener la matrícula. Sin embargo, la información recopilada también contribuye a que las autoridades tomen decisiones fundamentadas para elevar la calidad de los aprendizajes a través de una mejora en el rendimiento de los estudiantes.
          Este artículo buscó caracterizar las trayectorias escolares de los estudiantes de licenciatura del Complejo Regional Mixteca, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y está dividido en cuatro apartados: en el primero se realizaron algunas precisiones conceptuales con respecto a los estudios de trayectoria y se abordaron las principales perspectivas teóricas que buscan dar respuesta a cómo se construyen las trayectorias escolares. En el segundo, se aborda la estrategia metodológica, en la que se describe el enfoque utilizado, la población objeto de estudio y la construcción del instrumento para la recolección de datos. En el tercero se da cuenta de los hallazgos que permitieron identificar ocho tipos de trayectorias escolares de las licenciaturas de Administración de Empresas (LAE), Administración Turística (LAT), Biotecnología (BIO), Contaduría Pública (LCP) e Ingeniería Agroindustrial (AGRO) a partir del análisis de la licenciatura de ingreso, el promedio obtenido y el desarrollo de competencias genéricas en una IES. Finalmente, el cuarto desarrolla las conclusiones que se originaron de la investigación, las cuales versan sobre la utilidad de los estudios de trayectorias escolares en las IES para retroalimentar los programas educativos a partir de la identificación temprana de problemáticas y el análisis de los puntos críticos del trayecto.

Fundamentación teórica

En la actualidad existe una confusión con respecto a conceptos similares, pero no iguales que hacen alusión a determinado tipo de trayectoria, por lo que con frecuencia se ubican estudios sobre trayectorias educativas, académicas y escolares, los que se usan como sinónimos en la mayoría de los casos, aunque en realidad no lo son. Si bien es cierto que comparten algunos factores (transversales) de análisis como el nivel educativo de los padres, el tipo de familia, el contexto en el que viven, los ingresos familiares e individuales si es el caso, el trabajo, las habilidades socioemocionales, tiempo de dedicación, la edad, el aprovechamiento escolar, tipo de institución o la orientación vocacional (Sánchez-Olavarría, 2014; Martínez-Sánchez, 2020), entre otros, puesto que son elementos que determinan una trayectoria, no es menos verdad la existencia de elementos diferenciadores que permiten identificar cada uno de los conceptos de manera más clara.
          La trayectoria educativa es el concepto más amplio de los tres, puesto que analiza el recorrido que construye una persona durante sus estudios formales (primaria, secundaria, bachillerato, universidad, diplomados, estudios de posgrado, talleres, seminarios, cursos de actualización, de idiomas, etcétera) y/o informales (aprendizaje práctico in situ, aprender de carpintería con el carpintero, herrería con el herrero, a escribir con el escritor, etcétera) (Bernardi y Cebolla, 2014; Sánchez-Olavarría, 2014; Vega, Gómez y Monteros, 2017; Martínez-Sánchez, 2018). En este tipo de trayectoria, se considera la formación más allá de las aulas presenciales y virtuales, es decir, aquella que se da en el lugar mismo en el que se realiza y con el especialista del área.
          La trayectoria académica consiste en el desarrollo del capital humano a partir de la acumulación de credenciales obtenidas como resultado de su preparación durante su vida escolar, como pueden ser la obtención de los certificados en educación formal básica y media superior o la consecución del grado de licenciatura o posgrado (Padilla, 2012; Ortiz, 2017; Martínez-Sánchez, 2018), así como las constancias recibidas por los cursos, talleres y seminarios en los que ha participado.
          Por otra parte, Casillas, Chain y Jácome (2007), Sánchez-Olavarría (2014, 2019) y Bravo, Illescas, Bojorque y Peña (2021) coinciden en señalar que un estudio de trayectorias escolares permite identificar diferencias a partir del análisis del recorrido formativo de un estudiante o grupo de estudiantes desde su ingreso, permanencia y/o abandono, egreso y obtención del certificado o grado durante su estancia en una institución o instituciones educativas mientras cursa un nivel educativo determinado. La información que arroja el análisis de los antecedentes académicos, familiares y de origen social (Ramírez-Martinell, Casillas y Ojeda, 2013; Sánchez-Olavarría, 2012; 2019) se puede trabajar al finalizar un periodo académico, nivel educativo o un recorrido escolar (abandono), lo que se denomina una trayectoria escolar terminada. Sin embargo, esta información obtenida documenta un trayecto que en varios de los casos sólo alimenta el anecdotario, puesto que los estudiantes cambian de nivel, de escuela o la abandonan y las acciones a implementar se quedan en el intento, ya que no se pudieron aplicar en los estudiantes que proporcionaron la información.
          De ahí que este tipo de estudio también se puede realizar por parcial o bloque durante el transcurso de un periodo o ciclo escolar, lo que se denomina trayectoria escolar en proceso, ya que contribuye a la identificación temprana de diversas problemáticas que demandan su oportuna atención para prevenir la reprobación, el rezago, el fracaso, el abandono o la deserción escolar, los cuales forman parte de diferenciadores sociales. La información recabada permite a las autoridades y docentes establecer estrategias de intervención a la misma población encuestada con la finalidad de resolver problemáticas identificadas que requieren de su atención oportuna. Existe una gran cantidad de estudios de trayectoria escolar en el nivel terciario, sin embargo, ya se ha volteado a ver a los niveles de educación básica y media superior (Martínez-Sánchez, 2018; Sánchez-Olavarría, 2019; Bravo, Illescas, Bojorque y Peña, 2021), aunque en menor medida.



Un acercamiento a las perspectivas que buscan explicar las trayectorias escolares

Algunas de las teorías que buscan explicar la construcción de las trayectorias parten de diferentes perspectivas. En este orden de ideas, se han ubicado teorías sociológicas, psicológicas y antropológicas que han sido utilizadas para explicar los recorridos de un grupo de estudiantes durante su paso por un nivel educativo. Una de las primeras perspectivas que se utilizaron para intentar dar respuesta a la forma en que los sujetos construyen su trayectoria es la sociológica a través del determinismo social, el cual plantea que el individuo se desarrolla dentro de un marco establecido por la sociedad (Terigi y Briscioli, 2020). Durkheim (2000) puntualiza que la sociedad crea normas o reglas con la finalidad de equilibrar las interacciones entre los sujetos que la conforman como una necesidad de respeto, tolerancia, equidad y saber convivir para gobernar los actos individuales, por lo que un hecho social está por encima del individuo y por lo tanto está sujeto a una estructura (Lorenc, 2014). A pesar de que estas reglas no son absolutas, debido a que cada sociedad las adopta y adapta a sus necesidades (Bunge, 1999), el individuo no puede alejarse de ellas, y tampoco las puede modificar, ya que por naturaleza es un ser social que se rige de ciertas estructuras para vivir en armonía.
          Dos de los factores que determinan la trayectoria escolar de los estudiantes son su origen y contexto social, debido a las leyes sociales que rigen su actuación (la edad para el ingreso a su etapa de formación y el periodo en que se debe concluir cierto nivel educativo como determinantes de su recorrido escolar), lo que se refleja en el rendimiento académico de los estudiantes. Estos factores son algunos de los que caracterizan una trayectoria “normal” o una trayectoria real. La primera está constituida por el grueso de la población estudiantil que ingresa y egresa a un nivel educativo en los tiempos que marcan las autoridades educativas. No obstante, la segunda incluye a los estudiantes que por alguna razón económica (falta de recursos para continuar sus estudios), social (pertenencia a un grupo social), familiar (origen familiar, vivir solo con el padre o la madre o los abuelos, por enfermedad o desempleo de alguno de ellos), académica (reprobar materias, conducta, rezago) y/o personal (trabajar y estudiar, por enfermedad, por apoyar al gasto familiar) no concluyen en los tiempos establecidos.
          El estudio de la juventud desde la sociología, se inició en la década de los cincuenta con Talcot Parsons, con lo que denominó sociología de las edades, la cual surge como alternativa al sistema de organización adulta que se desarrollaba en los países industrializados. Taguenca (2016) señala que este tipo de estudios se volvieron más frecuentes como consecuencia de los movimientos estudiantiles llevados a cabo en diferentes latitudes en la década de los sesenta, específicamente en 1968, por ejemplo, en Francia en contra del recorte al presupuesto en educación  y a las normas del funcionamiento universitario; en México se protestó contra las prácticas de autoritarismo y represión del gobierno, la autonomía universitaria y se exigían mayores libertades políticas; en la antigua Checoslovaquia hubo grandes movilizaciones, en las que se mostraba desacuerdo por pertenecer a la ex URSS. Incluso en 1989, los estudiantes chinos protestaron contra el gobierno en busca de mejores condiciones para la educación en su país, en la plaza Tianamen en China.
          En los setentas y ochentas, estos estudios se enfocaron en las prácticas y estilos de vida de las bandas urbanas. Bendit y Miranda (2017: 9) señalan que la edad “es un importante elemento constitutivo de la identidad de las personas, de la percepción que tienen de sí mismas, de sus necesidades, sus aspiraciones, su lugar en la sociedad y del sentido último de su vida”, lo que se asocia al tiempo histórico y cultural en el que se desarrolla, por ejemplo, la forma de pensar de los jóvenes antes del auge de la tecnología y los jóvenes que viven con la tecnología como su fiel compañera en la actualidad. La diferencia generacional que caracteriza a los jóvenes está vinculada a una especial forma de pensar constituida por cambios en los grupos familiares, culturales, relacionales, temporales, espaciales y en algunos casos por la emancipación familiar, lo que se traduce en la construcción de su propia historia.
          Por otra parte, el capital cultural es el resultado de la acumulación de acciones formativas (hábitos familiares y académicos, conocimientos, habilidades y actitudes desarrolladas, además del acceso a recursos sociales y materiales), que el individuo experimenta a lo largo de su vida, por lo que se construye desde su origen familiar con los aportes de sus padres (Sánchez-Olavarría, 2012; Chacón et al., 2015), el contexto en el que se desenvuelve, las instituciones educativas en las que se ha insertado y sus experiencias personales. Bourdieu (1979) afirma que una trayectoria se construye de una u otra manera a partir del capital cultural acumulado y de las experiencias individuales o colectivas que vive un individuo, lo que se refleja en tres estados: incorporado (internalización de su formación conocimientos, habilidades y actitudes y acumulación de experiencias que hacen que una persona se cultive), objetivado (material cultural observable en la lectura y producción de libros, capítulos de libro y artículos, dispositivos, recursos y en la tenencia de objetos de control de los medios de producción) e institucionalizado (certificaciones y títulos alcanzados durante su formación). Este capital se representa en el desarrollo de habilidades, actitudes, aptitudes y conocimientos que el individuo muestra al enfrentar una situación problemática.
          La noción de capital cultural se impone en primer lugar como una hipótesis indispensable para dar cuenta de las diferencias en los resultados escolares que presentan niños de diferentes clases sociales respecto del “éxito escolar”, es decir, los beneficios específicos que los niños de distintas clases y fracciones de clase pueden obtener del mercado escolar, en relación con la distribución del capital cultural entre clases y fracciones de clase (Bourdieu, 1979: 11).
          El hábito de la lectura, el número de libros a su alrededor, los viajes realizados, el origen familiar, el acceso a internet, los cursos tomados y el nivel de estudios de los padres son algunos de los factores que suman al proceso formativo y que determinan la construcción de un trayecto escolar específico y diferenciado al resto del grupo del que forma parte en un momento dado. Con el paso del tiempo, el capital cultural se complementa con el capital social, el cual es un proceso de interacción diferenciado (Sánchez-Olavarría, 2014) entre las personas que se fortalece o se debilita con la frecuencia de las interacciones al estrechar lazos de confianza, cooperación y/o amistad directa o indirecta a través de una tercera persona.
          En lo que concierne a la perspectiva psicológica, una de las posturas que busca explicar cómo se construyen las trayectorias escolares es el voluntarismo, el cual sostiene que la sociedad no necesita leyes para desarrollarse. Su progreso se origina de las decisiones del individuo, las cuales obedecen a su deseo por hacer las cosas. A este respecto, Wundt (1916) señala que el individuo actúa de manera libre y consciente sobre lo que siente y quiere realizar con la finalidad de llevarlo a cabo para terminar haciéndolo (García, 2017). Desde esta perspectiva, las acciones voluntarias responden a los componentes psíquicos que integran la persona y que se reflejan en una toma de decisiones consciente acerca de lo que es y hace una persona con la finalidad de satisfacer sus deseos. García sostiene que los componentes psíquicos pueden ser: 1) objetivos definidos como aquellos que se perciben a partir de los sentidos, puesto que la voluntad se construye en torno al contexto en que se desenvuelve, o 2) subjetivos, los cuales están relacionados con los sentimientos.
          El concepto de representaciones sociales tiene su origen en las representaciones colectivas de Durkheim, las cuales construyen el pensamiento colectivo de una sociedad con la finalidad de organizar las normas que rigen una sociedad y que permean a cada uno de sus integrantes (Piña y Cuevas, 2004). Sin embargo, Moscovici (1979) señala la existencia de varios colectivos en una misma sociedad, cada uno de ellos con su propia estructura de pensamiento válida como las demás, lo que da cuenta de la existencia de particularidades que se convierten en representaciones sociales. En el ámbito educativo, esto no es la excepción, puesto que es común escuchar que los estudiantes de zonas rurales tienen un nivel de aprovechamiento menor que en las zonas urbanas, que los padres de familia que nunca asisten a las reuniones son aquellos que tienen hijos con bajo aprovechamiento en sus asignaturas, que las diferencias en el rendimiento académico de los estudiantes son más marcadas en los sectores populares, lo cual supone un juicio o veredicto en torno a una situación en particular que origina las representaciones sociales (Moscovici y Hewstone, 1986). Estas son algunas creencias arraigadas que los docentes y/o un grupo de personas van construyendo en forma de pensamiento social a lo largo de la trayectoria de los estudiantes durante su estancia en un recinto escolar y un nivel educativo. Moscovici y Hewstone (1986) sostienen que este tipo de creencias y comportamientos se reproducen por medio de la comunicación entre los individuos de un colectivo en particular y, por lo tanto, son heterogéneas, puesto que no son representaciones que una sociedad entera comparta. Piñeiro (2008) afirma que las representaciones están determinadas por el contexto social en el que se desarrolla el individuo, el cual está fuertemente influenciado en la actualidad por los medios de comunicación, el internet y las redes sociales, lo que se refleja en sus creencias y opiniones.
          Por otra parte, la perspectiva antropológica estudia la realidad social en la que se desenvuelve el individuo con la finalidad de comprender sus acciones y explicar su comportamiento temporal (presente, pasado y futuro), espacial (nacional, regional, local, familiar y personal) y actitudinal (conductas y formas de pensar) (Santillán, 2018). Un estudio de trayectorias escolares, desde la perspectiva antropológica, analiza los estilos de vida, los fenómenos sociales y culturales de una comunidad específica, lo que proporciona información para explicar algunas de las problemáticas académicas que se presentan durante el paso de los estudiantes por una institución educativa. Mansutti-Rodríguez (2020) señala que la antropología busca explicar los hechos que se presentan al analizar una cultura específica, que dan cuenta de la ausencia de los alumnos por ir a trabajar (ayudan a sus padres en la temporada de cosecha, en la venta del pan) o participar en festividades regionales (carnaval, participación en las camadas de huehues), las cuales constituyen una serie de acciones que son habituales y entendibles en el lugar que se llevan a cabo (una comunidad rural del estado de Tlaxcala, por ejemplo), pero que no tienen lógica o justificación para quienes están fuera de ese espacio social. Desde esta perspectiva, el presente tiene su explicación en lo que ha sucedido tiempo atrás, por lo que el antropólogo busca comprender la construcción de los signos en una situación dada en el contexto social en el que se desarrollan (Terigi y Briscioli, 2020). Un estudio antropológico permite al investigador:

involucrarse con la cultura estudiada, a integrarse en sus redes de símbolos, a sentir sus prácticas, a diferenciar lo repetitivo y sistemático de lo eventual y azaroso, a comprender el significado de sus gestos y protocolos, a identificar sus jerarquías y, a partir de ellas, a aquellos que los miembros de la cultura definen como sabios, a establecer los contrastes y distancias entre estructura y normas y entre normas y comportamientos (Mansutti-Rodríguez, 2020: 16).


Estrategia metodológica

En el presente estudio se utilizó el enfoque cuantitativo de tipo descriptivo, puesto que se buscó caracterizar cómo los estudiantes construyeron sus trayectorias; y transversal, ya que se aplicó el cuestionario, en un solo momento, para identificar los factores de influencia en la construcción de las trayectorias escolares. La población estuvo constituida por estudiantes de licenciatura del Complejo Regional Mixteca de la BUAP, el cual tiene una matrícula total de 700 estudiantes de licenciatura. Para este estudio, se trabajó con los estudiantes (102) que conforman el octavo semestre de las licenciaturas en Administración de Empresas (LAE, 25 estudiantes), Administración Turística (LAT, 23), Biotecnología (BIO, 14), Contaduría Pública (LCP, 26) e Ingeniería Agroindustrial (AGRO, 14), quienes están próximos a egresar y ya cuentan con un amplio recorrido en cada una de sus carreras, lo que les ha permitido construir trayectos más amplios. Estos sujetos de investigación estaban constituidos por el 77% de mujeres y el 23% de varones, distribuidos en las siguientes edades: 21 años (23%), 22 años (53%), 23 años (14%), 24-30 años (10%).
          Se construyó un cuestionario de 24 reactivos, dividido en cuatro secciones: datos sociodemográficos, factores académicos, competencias genéricas y específicas y factores socioeconómicos, las cuales permitieron caracterizar las trayectorias. En la primera se incluyó género, edad, estado y municipio de procedencia; en la segunda se recabó información respecto a su formación académica, como el promedio en el bachillerato y la licenciatura, materias reprobadas, materias aprobadas, materias que adeuda y elección de carrera; en la tercera sección se buscó conocer información acerca de las competencias genéricas y específicas que el estudiante desarrolló a lo largo de la licenciatura; en la cuarta sección se incluyen tres preguntas relacionadas con los factores socioeconómicos que influyen en su trayectoria escolar, específicamente durante la presente pandemia. Para el presente artículo sólo se incluyó el análisis de las trayectorias a partir de la licenciatura de ingreso, el promedio y el desarrollo de las competencias genéricas. La versión preliminar del cuestionario fue revisado y validado mediante juicio de un grupo de expertos en la temática abordada, quienes hicieron observaciones al contenido y estructura del formato. A partir de esas observaciones se obtuvo una nueva versión.  Posteriormente, se piloteó con un grupo de estudiantes de semestres anteriores. Se revisó el tiempo de aplicación, la claridad de las preguntas y las opciones de respuesta a partir de los comentarios realizados por los estudiantes. Después de esto se obtuvo la versión final del instrumento, el cual reportó una Alpha de Cronbach de 0.86. El cuestionario final se aplicó durante tres semanas de clases en línea en el periodo primavera 2021 (enero-julio) mediante la herramienta Google forms. Para el análisis de la información se construyó una base de datos en el software SPSS versión 25.



Resultados

La aplicación del cuestionario a estudiantes que cursaban el octavo semestre de licenciatura del Complejo Regional Mixteca permitió analizar las trayectorias escolares a través de factores como licenciatura de ingreso, promedio y desarrollo de competencias. La combinación de estos factores contribuyó a identificar ocho tipos de trayectoria escolar en las cinco licenciaturas mencionadas: ideal-alta-avanzada, ideal-alta-básica, ideal-regular-avanzada, ideal-regular-básica, alterna-alta-avanzada, alterna-alta-básica, alterna-regular-avanzada y alterna-regular básica.
          La caracterización de las trayectorias partió, en un primer momento, de la licenciatura con la que ingresaron los estudiantes, por lo que se identificaron dos tipos: ideal y alterna. La primera hace referencia a aquellos estudiantes que ingresaron a la universidad en la licenciatura que fue su primera opción, el 76% de los alumnos pertenece a este tipo y se puede observar que la licenciatura en Contaduría Pública es la que tuvo el porcentaje más alto, 23%, después la de Administración Turística, con un 21%, la de Administración de Empresas, con 16%; los porcentajes más bajos fueron los de Ingeniería Agroindustrial, 9% y los de Biotecnología, 7%. La orientación profesiográfica recibida por los estudiantes en los niveles precedentes, su origen y el contexto social en el que se desenvuelven (Bunge, 1999; Terigi y Briscioli, 2020), proporcionan información relevante al momento de la elección de carrera, por lo que Renault, Cortada y Castro (2008) señalan la importancia de reflexionar a este respecto con base en los intereses, habilidades y actitudes del estudiante, puesto que esto determina su rendimiento escolar en la educación superior, lo que se refleja en la regularidad de su trayecto, que se traduce en la no reprobación, en lograr un buen promedio y en completar sus créditos. La influencia de estos factores contribuye a terminar su carrera en los tiempos establecidos por el programa, lo que se constituye en una trayectoria “normal”.
          La segunda, denominada alterna, integra a los estudiantes que están cursando su segunda opción en la licenciatura, debido a que no fueron aceptados en la licenciatura que querían originalmente; en este tipo de caracterización se encuentra el 24% de estudiantes encuestados, teniendo a LAE con el porcentaje más alto (8%), seguido de BIO (7%), AGRO (5%) y, finalmente, LCP y LAT con el 2% respectivamente (ver tabla 1). Tinto (1989) puntualiza que cuando los estudiantes no ingresan a la educación terciaria en su primera opción, la posibilidad de abandonarla se incrementa, debido a que sus expectativas y motivación se ven disminuidas y reflejadas en un bajo rendimiento.

          En un segundo momento, se agregó el promedio, uno de los determinantes en la construcción de las trayectorias escolares, lo que permitió su clasificación en promedios altos y regulares. Los estudiantes con promedio de 8.5 o mayor se ubicaron en una trayectoria alta y los que obtuvieron un promedio de 7 a 8.4 se consideraron como de promedio regular. Al incorporar la trayectoria ideal y alterna anterior, se obtiene que los estudiantes que tienen una trayectoria ideal-alta constituyen el 62%. En este sentido, existen tres licenciaturas que comparten los porcentajes más altos de este tipo de trayectoria LAT (17%), LCP (16%) y LAE (15%), las cuales duplican los porcentajes obtenidos por las otras dos carreras. Pascarella y Terenzini (1991) afirman que un buen promedio está relacionado con factores personales, como ingresar a la universidad en la carrera que eligieron como primera opción, a su motivación y valores personales (García, 2017); y con factores institucionales como la vida académica y social basada en las interacciones con los profesores y compañeros de la universidad, las cuales han ido modificando los recorridos escolares de los estudiantes (Taguenca, 2016; Bendit y Miranda, 2017) a través del tiempo y por generación.
          El promedio es uno de los indicadores que determina una trayectoria escolar, puesto que proporciona indicios (reprobación, aprobación, rezago, abandono) acerca de la situación académica de los estudiantes. Las licenciaturas que se ubican con menos trayectorias ideales altas son AGRO y BIO con 8% y 6%, respectivamente. En lo que concierne a la trayectoria ideal-regular, existe la presencia del 14% de los estudiantes, de los cuales resalta LCP con un 7%. Tres puntos porcentuales abajo se ubica LAT (4%), y el resto de las licenciaturas tiene escasa presencia en este tipo de trayectoria (LAE, BIO y AGRO con el 1% cada una). Los estudiantes con una trayectoria alterna-alta representan el 15%, en donde LAE, BIO y AGRO tienen el mismo porcentaje (4%), LCP tiene el 2% y LAT 1%. Bourdieu (1979) sostiene que el promedio es el resultado de la acumulación de acciones formativas que construyen el capital cultural de una persona, quien potencia sus habilidades, conocimientos y actitudes al estudiar la carrera de su elección. La trayectoria alterna-regular incorpora al 9% de los estudiantes, de los cuales BIO y LAE tienen el 4% respectivamente y las tres licenciaturas restantes tienen escasa o nula participación en esta trayectoria (ver tabla 1).
          Finalmente, en un tercer momento, se retomó el nivel de desarrollo de las competencias genéricas, el cual está determinado por el número de competencias desarrolladas y su nivel de desempeño. El cruce de estos factores permitió identificar dos tipos de trayectorias: avanzada y básica. Los estudiantes que han logrado desarrollar más de seis competencias genéricas a un nivel intermedio o mayor, entre las que se ubican conocimientos de la disciplina y las estrategias metodológicas básicas para la investigación, el trabajo en equipo y capacidad crítica, se consideran con un trayecto avanzado. Los estudiantes que desarrollaron cuatro o cinco competencias a un nivel básico o intermedio como la aplicación de conocimientos administrativos, búsqueda de información, espíritu emprendedor y comunicación asertiva, construyen trayectorias básicas (ver gráfica 1).
          Al incorporar este tercer factor a la caracterización de las trayectorias, se encontró que la trayectoria ideal-alta-avanzada está conformada por el 61.8% de los estudiantes. LAT y LCP (18% y 17.6%) abarcan más del 35% de esta trayectoria, en tanto que LAE constituye un 13.3%, AGRO se ubica con 7.6% y BIO únicamente con el 5.3%. La mayoría de los estudiantes de LAT y LCP participan en este tipo de trayectoria, la cual es exitosa, puesto que están estudiando la licenciatura que seleccionaron como primera opción, lo que se refleja en un alto nivel de aprovechamiento, ya que los promedios obtenidos (entre 8.5 y 10) son altos y han desarrollado la mayoría de las competencias genéricas (trabajo en equipo, capacidad crítica, metodología de la investigación y la aplicación de procesos administrativos), en un nivel alto. La trayectoria ideal-alta-básica es transitada por el 57.5% de los estudiantes, principalmente de LAT (18%), lo que confirma a este grupo de estudiantes como exitosos. En la investigación realizada por García (2017) se puntualiza la importancia del desarrollo de este tipo de competencias transversales, debido a que proporciona mayores herramientas al estudiante para adaptarse y hacer frente a situaciones problemáticas en su campo laboral, además de su resolución, lo que contribuye a su formación personal, académica y profesional. Varias de las materias de cada uno de los programas educativos del Complejo Regional contribuyen al desarrollo de estas competencias genéricas, las cuales se adaptan con facilidad y sirven como ancla para las competencias específicas que se desarrollan en cada programa.

          La trayectoria ideal-regular-avanzada cuenta con el 35.5% de los estudiantes, de los cuales la LCP (12.3%) tiene mayor presencia, seguido de LAT (9.3%) y LAE (7.6%). AGRO y BIO (3% cada una) contribuyen con una participación incipiente. Los principales representantes de este tipo de trayectoria son los estudiantes de la licenciatura en Contaduría pública, los cuales se denominan afortunados, puesto que se caracterizan por estudiar la licenciatura que querían como primera opción, lo que se manifiesta en un nivel de desempeño alto en la mayoría de las competencias genéricas que comparten los programas educativos. Sin embargo, esta situación no se ha reflejado necesariamente en la obtención de promedios altos, debido a que sus promedios son menores a 8.4.
          En lo que concierne a la trayectoria ideal-regular-básica, sólo se ubicó el 4% de los estudiantes de las licenciaturas de AGRO, LCP, LAE y LAT, aunque con porcentajes muy bajos (1%). La trayectoria alterna-alta-avanzada (15.6%) fue construida principalmente por los estudiantes de Administración de empresas y Biotecnología en porcentajes similares. Esta situación se replica con la trayectoria alterna-alta-básica (14.6%), lo que indica que este grupo de estudiantes tiene características resilientes porque se han sobrepuesto a estudiar una carrera que no fue su primera opción, debido a factores económicos, familiares y del lugar de procedencia, lo que constituye una realidad establecida por la sociedad (Bunge, 1999; Santillán, 2018; Mansutti-Rodríguez, 2020). No obstante, han obtenido promedios de 8.5 o más altos y han desarrollado las competencias genéricas en un nivel aceptable.
          Por otro lado, se identificaron las trayectorias alterna-regular-avanzada y alterna-regular-básica en porcentajes similares (12%), las cuales han sido transitadas por LAE y BIO principalmente (tabla 1). Sin embargo, a diferencia de las anteriores trayectorias, este grupo parece desmotivado por estar estudiando una carrera que no fue su primera opción, lo que se refleja en que las materias les parecen difíciles, incluso han reprobado algunas de ellas y, como resultado, sus promedios no son altos y han desarrollado sólo algunas competencias genéricas en un nivel aceptable.

Conclusiones

La identificación de una trayectoria escolar exitosa o no exitosa va más allá de medir el comportamiento a través de porcentajes de deserción, retención o eficiencia terminal, puesto que es necesario tener un panorama más amplio sobre los recorridos de los estudiantes, la elección de la carrera, su proceso de integración y las experiencias vividas durante su permanencia en la universidad. Los estudios de trayectorias escolares proporcionan información de gran utilidad para los programas educativos, debido a que su construcción permite identificar factores que dificultan o potencian el paso de los estudiantes por la universidad. La obtención de esta información permite a los tomadores de decisiones implementar estrategias de intervención para la prevención, el seguimiento y el fortalecimiento de los estudiantes que promuevan su desarrollo integral con la finalidad de elevar su rendimiento, reducir el rezago y la deserción a partir de la identificación temprana y análisis de los puntos críticos del trayecto.
          En este sentido, el ingreso a la universidad en la carrera que se eligió como primera opción es un factor que determina una trayectoria escolar exitosa, lo que se evidenció con los estudiantes de la licenciatura en Administración turística y Contaduría pública. Este hecho acentúa la importancia de incluir la orientación profesiográfica en los planes de estudio en los niveles educativos precedentes a fin de una temprana detección, seguimiento y canalización de los estudiantes a partir de sus habilidades y actitudes para tal o cual carrera, por un parte, y una vez que están en la universidad permitir la movilidad interna con la finalidad de que el estudiante ubique la carrera que le gusta sin la necesidad de volver a comenzar, en caso de un posible cambio de carrera, en la otra.
          Una nueva veta de investigación consiste en realizar un estudio sobre los estudiantes de las licenciaturas en Administración de empresas y Biotecnología, en las cuales se obtuvieron resultados aceptables en términos de los factores aquí estudiados, a pesar de que, en su mayoría, se constituyeron por ser la segunda opción de ingreso a la universidad, con la finalidad de identificar características resilientes para su potenciación y reproducción en otras licenciaturas.

*César Sánchez-Olavarría
Mexicano. Doctor en Educación, Universidad Autónoma de Tlaxcala, Mexico. Profesor de tiempo completo, Universidad Autónoma de Tlaxcala, Mexico. Temas de investigación: estudios de trayectorias profesionales y escolares, estudios de egresados, uso de TIC en educación. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8278-6769. cesarsanchezolavarria@hotmail.com
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**Alejandra-Cedallín Martínez-Sánchez
Mexicana. Doctora en Educación, Universidad Autónoma de Tlaxcala, México. Profesora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México. Temas de investigación: estudios de trayectorias escolares. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7798-7670. almasan2107@gmail.com
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Cómo citar este artículo

Sánchez-Olavarría, César y Alejandra-Cedallín Martínez-Sánchez (2023), “Trayectorias escolares en educación terciaria: un análisis de sus factores”, Revista Iberoamericana de Educación Superior (RIES), vol. XIV, núm. 41, DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.20072872e.2023.41.1580 [consulta: fecha de última consulta].

Title: Trayectorias escolares en educación terciaria: un análisis de sus factores
Author:
Subjects: trayectoria escolar ; educación superior ; estudiantes universitarios ; México
Is Part Of:
Revista Iberoamericana de Educación Superior (RIES), , Vol. 14(41),
p.58-72 [Peer Reviewed Journal]
Description: El estudio de los factores que influyen en la construcción de las trayectorias escolares de los estudiantes es una fuente valiosa de información para la toma de decisiones en educación. Se condujo un estudio cuantitativo descriptivo-transversal, en el que se trabajó con 102 estudiantes universitarios de octavo semestre. El propósito del artículo es analizar la trayectoria escolar de los estudiantes del Complejo Regional Mixteca a partir de su licenciatura de ingreso, el promedio obtenido y el desarrollo de competencias genéricas. La combinación de estos factores permitió identificar ocho tipos de trayectoria escolar: ideal-alta-avanzada, ideal-alta-básica, ideal-regular-avanzada, ideal-regular-básica; real-alta-avanzada; real-alta-básica, real-regular-avanzada y real-regular-básica. Se concluye que la orientación profesiográfica en los niveles educativos precedentes sería determinante en la construcción de trayectorias exitosas en educación superior.
Publisher: Universia, IISUE-UNAM
Source: Universia, IISUE-UNAM
ISSN: 0163-9374 ;
E-ISSN: 1544-4554 ;
DOI: 10.22201/iisue.20072872e.2023.41.1580